La consultora tecnológica Oesía se considera la empresa española con más exmilitares en plantilla tras Amazon, con una veintena.
“Son personas que no quieren retirarse del mundo laboral, que se quedan antes de los 50 años en la reserva o se retiran muy jóvenes y buscan el siguiente paso”, explica su directora de talento y cultura, Eva Cornide. La firma cuenta con generales, comandantes, almirantes y también con personal de tropa, aunque menos, que ocupan desde posiciones administrativas, de gestión o técnicas hasta direcciones estratégicas. Los incorpora contratados como a los demás empleados.
En Mapfre, el director de seguridad es un exmilitar que ya ha reclutado a más de 15 miembros de las Fuerzas Armadas. También compañías como Telefónica buscan a estos profesionales. Y otras como DSV, S2 Grupo, GAHN, GAM o Cobra cuentan con ellos.
“Aportan, además de su conocimiento y experiencia técnica, gran capacidad de adaptación y sacan trabajo de manera inmediata pues
están acostumbrados a cambiar de destino y a liderar proyectos”, indica Carlota Sánchez-Cuenca, secretaria general de Aesmide (Asociación de Empresas Contratistas con las Administraciones Públicas), que cree además que muchos están familiarizados con el diseño
de planes estratégicos y son muy flexibles, organizados y reflexivos. Son personas con vocación de servicio, que conocen las relaciones internacionales y muy comprometidas, dice. Por ello suelen ir a puestos de asesoría, de relaciones internacionales o encargarse de
proyectos para los fondos de defensa europeos.
Firmas logísticas, de seguridad y ciberseguridad, telecomunicaciones y transporte por carretera son las más interesadas en reclutar profesionales de las Fuerzas Armadas, además de empresas especializadas en transmisiones o en castrametación (montaje de campamentos) e ingeniería rápida, señala Rafael López, quien añade que si anteriormente eran los oficiales de alto rango los más demandados, hoy son los suboficiales y el personal de tropa (que ha de abandonar el Ejército a los45 años para pasar a la reserva). “Se van a probar a la empresa privada porque la diferencia salarial es muy grande o porque necesitan complementar sus sueldos”, sostiene.
Un cabo puede ganar entre 1.300 y 1.400 euros mensuales, cuando en el ámbito privado se le ofrecen 2.000 euros, ejemplifica.

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