«2022, AÑO DE RECUPERACIÓN Y TRANSFORMACIÓN»

Con el inicio del año 2022 se incorporan a nuestras conversaciones palabras y conceptos que se repetirán de forma reiterativa. Hay muchos, pero, a mi juicio, dos encierran la fuerza que nos ha de empujar para ganar la batalla del presente y, lo que es más importante, asegurarnos un futuro despejado de incertidumbre. Me refiero a recuperación y transformación.

Si hablamos de recuperación estamos pensando en conseguir aquella situación que teníamos antes de la pandemia. Y si nos referimos a transformación estamos pensando en cambiar, en modificar nuestra situación actual. Es decir, debemos recorrer un camino que nos lleve a la situación prepandémica y a la vez cambiar.

Para conseguir el primer objetivo, la recuperación, es fundamental la sostenibilidad de las empresas. Es además imprescindible no solamente evitar el cierre de empresas viables sino además facilitar la creación de empresas simplificando los procedimientos y trámites requeridos en las distintas administraciones.

Por otra parte, hay otros dos factores que son clave para la recuperación del tejido industrial, me refiero a la innovación y a la productividad. El primero de ellos es imprescindible para la sostenibilidad y el impulso de las organizaciones. Debe basarse en mecanismos de financiación de garantía pública de créditos e inyecciones de capital que incluyan instrumentos como los préstamos de participación de beneficios. En cuanto a la productividad, no solo es necesario recuperarla sino mejorarla, este aspecto se revela como fundamental para asegurar la supervivencia de las empresas y posicionar nuestra economía en los primeros lugares de Europa.

La digitalización constituye el vector líder de la transformación, que ha de ir acompañado de reformas estructurales, de redefinición de los procesos y de aplicación de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, en un desarrollo donde la persona ha de ser el centro. Esta visión integral ha de incluir también un paquete importante de formación que capacite a las personas en el uso de las nuevas tecnologías.

Todo esto hace imprescindible y urgente poner en marcha un plan de inversiones y reformas que modernicen las Administraciones públicas y también el tejido industrial nacional. En este marco, los nuevos instrumentos comunitarios de financiación Next Generation EU (hasta 140.000 millones de euros en transferencias y créditos en el periodo 2021-2026) proporcionan una ocasión extraordinaria para desplegar este plan para lograr los objetivos que persigue: avanzar hacia una España más verde, más digital, más cohesionada desde el punto de vista social y territorial, y más igualitaria.

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