La secretaria de Estado de Defensa anticipa en el Foro AESMIDE que el año próximo comienza un nuevo ciclo inversor para las Fuerzas Armadas
Amparo Valcarce, la secretaria de Estado de Defensa del equipo femenino de altos cargos que capitanea la magistrada Margarita Robles, asegura que “el Gobierno de España ha dado prioridad a la Defensa”. Es una frase pronunciada el 27 de noviembre ante los directivos del tejido industrial español de la defensa que, con sorpresa, escuchaban por primera vez tal afirmación.
La concesión a las Fuerzas Armadas del sello de preeminencia por parte del nuevo Ejecutivo de coalición del presidente Sánchez, tiene una consecuencia inmediata, ha dicho Valcarce. El Ministerio de Defensa va a dar vida a “un nuevo ciclo inversor”, que en el ámbito presupuestario tendrá un “importante esfuerzo en 2024”, ha anticipado la secretaria de Estado, que no ha desvelado el alcance de tal decisión.
La medida la ha anticipado la mujer que, junto con el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Teodoro López Calderón, ocupa el cargo de máxima confianza de Margarita Robles. Lo ha hecho con ocasión de la clausura del foro anual de la Asociación de Empresas Contratistas con las Administraciones Públicas, AESMIDE, entidad que preside Gerardo Sánchez Revenga y que en la presente edición ha estado dedicado a analizar los “Retos de la base industrial y tecnológica de la defensa”.
La secretaria de Estado ha aprovechado el evento organizado por AESMIDE para destacar que dentro de la “nueva legislatura que iniciamos ahora”, su Ministerio va a poner un “marcado énfasis” en dos grandes ejes: la modernización y la transformación digital de los ejércitos, la Armada y de la propia estructura del departamento.
Valcarce asegura que va a dedicar una “especial atención” a la modernización de los sistemas que encaminados a “reforzar” las capacidades de las Fuerzas Armadas y a su transformación digital, lo que “exige una respuesta ambiciosa y comprometida por parte de la industria”. Todo lo anterior conlleva “desarrollar capacidades militares. Si, por supuesto. Pero también la economía, la empresa, el empleo y la cohesión territorial”, ha recalcado.
Valcarce les ha enviado un mensaje a los principales directivos de AESMIDE y del tejido empresarial nacional de la defensa presentes en la foto: “La industria tiene que estar a la altura del nuevo ciclo inversor que queremos abrir” y, elevando su voz y recalcando sus palabras, ha pedido a los presentes “¡más ambición!”
No solo ha reclamado a la industria “mayor ambición para invertir”. También ha puesto de relieve la urgencia de “un cambio radical” hacia la revolución digital que supone la denominada industria 4.0. “No necesitamos factorías del siglo pasado, sino factorías del siglo XXI”, a la vez que ha reivindicado una mayor captación de talento, creación de más empleo de calidad y una decidida apuesta por la innovación.
También ha solicitado a las industrias que sean “más dinámicas, que inviertan en mejorar sus sistemas productivos, sobre todo, en ingeniería, tecnología e innovación”. Y ha constatado una vez más que la inversión en defensa “genera empleo de calidad, impulsa el talento y la innovación e incrementa la competitividad de las empresas nacionales”.
Lo anterior debe traducirse en “favorecer la exportación” y en “reforzar la base industrial y tecnológica de la defensa”. La finalidad última es “incrementar” la autonomía estratégica nacional y europea, tanto a escala general como de defensa en particular. “España ‒ha puntualizado Valcarce‒ quiere contribuir a la Europa de la defensa como socio preferente”.
Los principales instrumentos que tiene en sus manos la Secretaría de Estado de Defensa son los programas de obtención de Armamento y Material. Pero, Amparo Valcarce ha puesto el acento en los “programas transversales de desarrollo de capacidades criticas comunes” de los Ejércitos y la Armada, con los que pretende mejorar, aprovechar y garantizar la supuesta autonomía nacional que se busca.
Tres son los principales programas transversales sobre los que Amparo Valcarce ha querido llamar la atención y en los que, según ha dicho, “ahora mismo estamos buscando y necesitando la respuesta de la industria”. Uno de ellos es el sistema conjunto de radio táctico (SCRT), cuya finalidad es dotar a las Fuerzas Armadas de una familia de radios definidas por software, que permitan comunicaciones seguras, fiables y fluidas para compartir datos e información vital.
Otro es el programa para obtener tecnologías críticas capaces de aplicarse a un futuro satélite óptico de observación de alta resolución y otro radar de nueva generación, los llamados Reto 1 y Reto 2. Un tercero es el Sistema Español de Comunicaciones Militares por Satélite, SECOMSAT, que pretende poner a punto una red de terminales satélite desplegables, que serán utilizados para intercambiar información en tiempo real entre los centros de decisión político-estratégicos, operacionales y tácticos.
En resumen, Defensa aspira a identificar de forma fehaciente el conocimiento y la disponibilidad de las tecnologías que posee la industria nacional. Resulta clave poder llevar a cabo políticas industriales que redunden en poder tomar “decisiones sobre las vías de adquisición más convenientes ‒subraya Amparo Valcarce‒ para hacer efectivas las capacidades militares que demandan las Fuerzas Armadas”.
Uno de los compromisos es llegar a ser más agiles y rápidos en incorporar las últimas tecnologías e innovaciones. Sobre la base de las respuestas de la industria nacional, Defensa abrirá la mano o no a que en determinados programas españoles de defensa “puedan incorporarse empresas europeas o incluso globales interesadas”. Lo podrán materializar “bajo el formato de consorcios o alianzas estratégicas, por los que apostamos”, ha subrayado la secretaria de Estado.
El nuevo rumbo que ha tomado Defensa no solo obedece al compromiso del presidente Sánchez de elevar las inversiones militares hasta el 2% en 2029. También es fruto de que “la sociedad española está modificando la percepción que tiene de la defensa y la seguridad”, ha expresado Amparo Valcarce. En ello influyen de manera espacial “los profundos cambios en materia de seguridad, los grandes conflictos en Ucrania y Gaza, y las consecuencias de los desastres naturales derivados del cambio climático”, reconoce la secretaria de Estado de Defensa.
FUENTE: ATALAYAR.COM