En la reciente cumbre del Consejo Europeo, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE acordaron dar un paso decisivo en su estrategia de defensa.

Fondos SAFE y flexibilidad fiscal

El reglamento SAFE (Instrumento de Acción por la Seguridad de Europa) libera hasta 150.000 M € en préstamos para compras conjuntas de armamento. El objetivo es activar de inmediato estos créditos y complementar la flexibilización de las reglas del Pacto de Estabilidad, de modo que los Estados miembros puedan dedicar más recursos a defensa sin incurrir en sanciones fiscales.

Impulso a la industria europea

La cumbre subrayó la necesidad de “invertir juntos, de forma eficiente” para evitar duplicidades y mejorar la interoperabilidad. Se hará un especial hincapié en la participación de pymes y medianas empresas en los programas de innovación (el PEED y el Plan Ómnibus), garantizando contratos conjuntos y cadenas de suministro más resilientes.

Movilidad militar y seguridad de fronteras

Para responder a posibles agresiones de manera más ágil, se reforzará la conectividad de infraestructuras críticas, los corredores logísticos y los ejercicios multinacionales. Además, se estrechará la vigilancia de las fronteras orientales de la UE, reforzando Frontex y las unidades nacionales de respuesta rápida.

Cooperación exterior y hoja de ruta

La UE afianzará sus alianzas con Canadá, Reino Unido y otros socios afines, explorando contratos bilaterales y proyectos de defensa conjunta. Se ha marcado como hito la próxima cumbre de octubre de 2025 para evaluar los progresos y trazar un calendario detallado de compromisos hasta 2030.

La posición española

El presidente Pedro Sánchez reafirmó su compromiso con la OTAN, aunque insistió en que subir al 5 % del PIB no debe entenderse como “seguidismo ciego”. España mantendrá su gasto en torno al 2,1 %, priorizando inversiones en tecnología, ciberseguridad y apoyo a la industria nacional.

Hacia una defensa europea sólida

Con estas decisiones, la UE se prepara para consolidar una postura de fortaleza colectiva. El despliegue efectivo de los fondos SAFE, la optimización del gasto y el refuerzo de la base industrial y tecnológica permitirán a Europa afrontar desafíos actuales y futuros con mayor cohesión y capacidad de respuesta. El mes de octubre será el próximo termómetro de los compromisos adquiridos: entonces sabremos si el plan hasta 2030 avanza con la urgencia que demanda la seguridad del continente.

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