KPMG ha elaborado un documento en el que explica cómo está impactando a la economía mundial la epidemia del coronavirus COVID-19. En él, analiza las consecuencias económicas del virus partiendo de la escasa información que aún se tiene para establecer cuál es la respuesta de política económica más adecuada.
No es sencillo evaluar el impacto de la crisis, ya que se trata de un acontecimiento sobre el que no hay precedente. Sin embargo, sí podemos identificar cuáles son los impactos principales que recibirán todas las economías y sus canales de transmisión. Las economías se van a ver afectadas por cinco choques negativos como consecuencia de la expansión del virus.
- Un choque de oferta, derivado de la interrupción de las cadenas de producción de bienes intermedios producidos en China y en otros países asiáticos. Es el primer impacto, que tardó una media de unas cuatro a seis semanas en llegar a Europa que es el tiempo que tardan las mercancías en alcanzar los mercados europeos desde Asia. Este choque produce interrupciones y retrasos en la producción y hubiera existido aún en el caso de que el virus no se hubiera extendido fuera de Asia.
- Un segundo choque de oferta, derivado de las medidas de restricción de la libre circulación de personas, tomadas por los gobiernos para contener la expansión del virus. Este es el choque con mayor impacto que afecta, por un lado, a todos los sectores cerrados obligatoriamente: el comercio minorista, al sector de transportes, todo el sector de hostelería y restauración, etc. Y también afecta al conjunto de la economía porque estas restricciones limitan el acceso de las personas a su puesto de trabajo y fuerzan la improvisación de nuevas formas de trabajo.
- Un choque de demanda, como consecuencia de la caída del consumo y de la inversión debido al fuerte incremento de la incertidumbre y la disminución de rentas de empresas y consumidores.
- Un choque de demanda adicional inducido desde el exterior, ante las caídas de la renta de los países a los que se exporta y también derivado de las restricciones de movimientos de personas provenientes de terceros países.
- Una fuerte restricción de liquidez para consumidores y empresas que, ante la caída de sus rentas, verán deteriorarse su solvencia y por tanto su acceso a la financiación.
- El único impacto positivo es el de la evolución del precio del petróleo que, como consecuencia de esta crisis, ha descendido desde los 60 dólares el barril que se observaba a finales de febrero al entorno de los 30 dólares actuales.